Miles de iraníes se congregaron este jueves en Teherán para darle el último adiós al comandante de la Guardia Revolucionaria (IRGC), Razi Mousavi, que murió el pasado lunes en un ataque aéreo israelí en Siria. En un funeral auspiciado por el líder supremo, Ali Jamenei, que solo dirige este tipo de honras con altos cargos del país, el mandatario rindió homenaje a la «lucha incansable de este mártir», entre coros de una muchedumbre que gritaba «Muerte a Israel», «Muerte a Estados Unidos» y «¡Sin rendición!».
Mousavi era un alto cargo de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica, una rama del Ejército iraní, donde ejercía de coordinador en las relaciones entre Teherán y Damasco. Murió el pasado lunes al ser alcanzado por un misil israelí en su residencia en el sur de la capital siria. El ataque se produjo tras semanas de crecientes tensiones en varios países de la región, derivados de la guerra entre Israel y Hamás desatada el pasado 7 de octubre. Irán financia a Hamas y al partido libanés Hizbulá, además de dirigir a milicias proxies en países vecinos. Desde octubre ha apoyado la apertura de frentes de baja intensidad en Siria, Irak, Líbano y en el Mar Rojo contra Israel y Estados Unidos, como represalia a su apoyo a Tel Aviv.
«Nuestra venganza será dura como siempre, pero una venganza que podría compensar el martirio de Razi no es más que la eliminación de Israel de la faz de la existencia», señaló durante el funeral el jefe de la Guardia, el general Hossein Salami. Durante su intervención prometió no «guardar silencio» ante su muerte y describió a Mousavi como un compañero cercano al general Qassem Soleimani, el jefe de la guardia de élite iraní asesinado por Estados Unidos en Irak en enero del año 2020. Salami también se retractó de unas declaraciones de oficiales iraníes que atribuyeron el ataque de Hamás en Israel el pasado 7 de octubre, como un acto de venganza por la muerte del general Soleimani. «Anuncio oficialmente que la autoría de la tormenta de Al-Aqsa (como denomina Hamás al ataque) fue y es totalmente palestina. Palestina es capaz por sí sola», afirmó el general. Irán no ha negado su apoyo financiero y militar a Hamás y elogió el ataque del pasado 7 de octubre, pero ha negado cualquier participación directa en el asalto.
Mousavi era una pieza clave en la ejecución en la sombra de la influencia iraní en países de la región. Desde finales de los 80 trabajó particularmente en Siria y Líbano, donde gestionó el transporte de armamento desde Irán a estos países, según reveló el medio iraní Amwaj. Mousavi también ejerció de mediador entre el Ejército iraní y Damasco, facilitando la entrada de sus fuerzas proxies en Siria. Según la emisora Al Jazeera, el ataque aéreo contra Mousavi se produjo poco después de una reunión entre Mousavi y el embajador iraní en Siria.
La huella de la presencia de Mousavi en la región se refleja en los actos fúnebres. Antes de su funeral en Teherán, se trasladó su cuerpo a Najaf, una ciudad sagrada de Irak para los chiíes, y se celebraron actos conmemorativos en la ciudad siria de Alepo. Su asesinato ha agitado las tensiones ya presentes en la región. El presidente iraní, Ebrahim Raissi, advirtió que Israel «pagará un precio» por la muerte de Mousavi, mientras que Hizbulá consideró su muerte «un ataque flagrante que cruza los límites». «Nuestra respuesta al asesinato de Mousavi será una combinación de acción directa y otras lideradas por el Eje de Resistencia», señaló el portavoz de IRGC, Ramezan Sharif, en alusión al pacto antiisraelí entre Teherán, Hizbulá, Hamás y las fuerzas en Siria.